19 diciembre, 2012

"Nuestros ríos son la vida...

... que van a dar a la mar, que es el morir". Así decía el viejo poeta. Y no se quedaba ahí, más adelante se refería a la muerte como un rasero que iguala a todos. Viendo las tumbas de personajes ilustres me di cuenta de que la grandeza en vida ni siquiera se refleja en tu lápida. Desde la profanada tumba de Oscar Wilde hasta la "Okupación" de Charles de Baudelaire a la tumba de su padrastro, todo sigue siendo eso, recipientes de antiguos cuerpos que ahora moran en vete tu a saber donde.

Tumba de Baudelaire
Tumba de Baudelaire
Las tumbas, esos recipientes de nada que, con un poco de suerte, vaciarán cada 100 años para juntar tus "restos" con los de otros no vivos en una fosa común, o que convertirán en humo y cenizas que se mezclarán en el aire incinerando más pulmones que el tabaco.

Tumba de Wilde
Tumba de Wilde
La muerte nos iguala, eso es lo que concluyo después de haber visto algunas de estas estancias en París. La muerte no nos deja, ni siquiera, dejar lo que quede de nosotros en un lugar digno. La muerte, en consecuencia, tiene más elección que nosotros sobre nuestro fin. Ya que va a ser así, aprovecho lo que queda, no creo en el determinismo y, sobre todo, elijo bien.

Nada más, Paz y Amor peña!